Esta es la historia
que surgió de jugar la aventura
que cree par Star Wars D6, Ecos del pasado cercano, una aventura
creada como iniciación al rol, para mi sobrino. Primero la publique
en Bastión
Rolero, y más tarde la pude subir en Star
Wars D6 Redux con una maquinación
increíble, emulando el material original
de SWD6, por parte de Imladris Moreindil.
El antiguo capitán
imperial retirado Furguson hacia tiempo que se había enrrolado en la
Alianza Rebelde, en uno de sus viajes, llevó su nave a Endor, una
luna cubierta de bosques, y al salir de ahí, justo al entrar al
hiperespacio, una figura peluda salio de entre unas cajas, un ewok se
había colado en la nave de nombre el Buitre Chungo, un carguero
Ghtroc 720 remodelado para las misiones rebeldes.
Ese pequeño ser
empezó a ponerse nervioso ahí encerrado,
pero por suerte, en la nave viajaba un droide de protocolo que
consiguió calmarlo y traducir su
apresurada habla. Lo llamaban Chiquitín, y
era un joven ewok de pelaje marrón, que se había metido por
curiosidad dentro de la cueva que había caído
del cielo y se había quedado atrapado cuando las fauces se cerraron.
Después de una ronda de presentaciones y varias raciones de comida,
el ewok entendió que eso era un transporte y que iba rumbo a las
estrellas y decidió seguir al capitán humano en sus exploraciones,
eso seguro que le traería mucha fama al
volver al poblado.
Y así es como
varios años después de la destrucción de la Estrella de la Muerte,
la General Organa se comunicó con Furguson y Chiquitín
para una misión de exploración.
Una ruta de
suministros rebelde se ha cortado hace poco y quiere saber la razón
y si se puede recuperar, bajo ninguna circunstancia
se puede actuar de forma directa, ya que no puede mandar refuerzos
con los exploradores.
Después de ese
breve informe de misión, los dos rebeldes cambian el rumbo de su
nave y se dirigen al Borde Exterior, al
sistema Junk Kala, un grupo de planetas casi
anónimos, alejados de casi
cualquier zona de interés para el Imperio.
Ese sistema solo aparece en las bases de datos en las Guerras Clon,
donde rebautizaron el sistema Kala como
Junk Kala, por la gran concentración de restos de una batalla entre
la Federación de Comercio y una flota de cruceros republicanos, esa
batalla no queda clara quien la gano, pero la chatarra inunda las
órbitas planetarias y cae aleatoriamente
en la superficie de los planetas, sobre todo de los tres más
cercanos a la estrella local.
La poca información
que tienen del agente rebelde que enviaba los suministros, es que los
conseguía de entre la chatarra del espacio
y la jungla.
Y justo al salir del
hiperespacio, el Buitre Chungo detecta numerosas señales imperiales
en la zona, patrulleras fronterizas y cazas TIE por las rutas
navegables entre los cúmulos
de chatarra. Furguson decide esconderse en uno de esos cúmulos,
solo para ver como una gran nave de control de droides de golpe
brilla como si alguien la reactivara, y esta empieza a disparar a
todos los objetos cercanos a la nave, incluido el viejo carguero
rebelde. La pericia del capitán retirado,
hace que la nave salga sin muchos problemas de la zona de fuego, pero
incluso con esa habilidad a los mandos,
algún disparo de turboláser, impacta en
la nave. El disparo funde varias piezas vitales
de la nave, sobre todo para escapar del sistema planetario.
Por todo ellos, los
exploradores se dirigen al planeta más
cercano, el planeta selvático de Kala II.
Los escáneres detectan pocos asentamientos
en su superficie, y el ordenador de abordo capta la baliza del
espacio puerto de Ciudad Geko, por lo que deciden aterrizar en un
claro de la jungla a unas horas de la ciudad.
Una vez en tierra,
el capitán va cerrando sistemas de la nave, para que parezca que era
otro elemento de chatarra caída del cielo.
El diagnostico era malo, el motor de estribor estaba frito, pero lo
peor era que también había afectado el ordenador del hiperimpulsor,
sin el no podrían saltar al hiperespacio sin acabar dentro de una
estrella o simplemente no llegando al destino deseado. Tocaría
visitar los chatarreros locales en busca de las piezas.
Los dos rebeldes
decidieron bajar el landspeeder de la bodega de carga y dirigirse a
la ciudad, el camino por la selva no fue de los mejores, pero con un
poco de pericia se pudo llegar a las afueras, donde aparcaron y se
dedicaron a explorar la zona.
Primera visita, la
cantina, un bar creado con restos de vehículos MTT y donde sus
camareros eran droides B1, la jefa de todo eso era una duros llamada
Hula, que recomendó visitar a los dos
chatarreros de la ciudad, Wan y Luma. Mientras el viejo humano se
tomaba una cerveza, el ewok se dedico a ir hablando con los demás
clientes, con su baso de vodka espacial en mano. Primero encontró
un wookie al que no consiguió entender,
pero luego en una mesa apartada había un rodiano al que, con un poco
de malas artes, vendió una moneda
brillante de “Gran Valor”.
Después del
descanso, fueron a hablar con Wan, el cual estaba en su negocio. Al
entrar, vieron a un hombre de mediana edad, un poco bajo y que según
Hula, estaba bastante loco. Se estaba recuperando de una herida en
una pierna, mientras refunfuñaba sobre lo peligroso de recuperar
chatarra orbital, y mas si se reactivan las defensas y te disparan.
Después de presentarse y pedir la lista de
piezas, este indica que las tiene todas disponibles, pero tardará
días en ir a buscarlas y que el precio total sería de 10.000
créditos imperiales. El humano no tenia esa cantidad ni por asomo u
Chiquitín solo tenia el dinero del timo de
antes. Pero Wan les ofrece otra tarifa, si van a un almacén
de la selva, donde guarda parte de su genero y lo traen todo a la
tienda, les hará una gran rebaja y tendrá todas las piezas que le
faltan del pedido, a parte, podrá cumplir con otras obligaciones que
ha desatendido.
Parece un trabajo
sencillo, usan el landspeeder todo lo que puedan hasta el almacén,
usando las coordenadas que le han dado y salir de ese planeta lo más
rápido posible, para cumplir con la misión.
Una vez en ruta, el
viaje por la jungla se iba complicando. Durante un descanso, se
escucharon ruidos y se acercaron
sigilosamente a su origen, en un claro había un esquife imperial con
una decena de soldados de asalto, con sus blancas armaduras, peinando
la zona. Los dos rebeldes se quedaron
congelados, iban a por ellos, pero al rato una pareja de ellos que
estaba de guardia, empezó a hablar uno con
el otro. El primero le preguntaba al otro la razón de estar en ese
sitio, buscando chatarra, a lo que el segundo le indica que la
gobernadora esta reprogramando viejos droides de batalla para su
ejercito, ya que el imperio no envía
muchos recambios ni efectivos a esa zona olvidada del Borde Exterior.
Al cabo de un rato otros soldados llevan en volandas a un droide
desactivado hasta el esquife y se montan todos en el para marchar,
uno de ellos grita, solo nos faltan dos más por hoy.
Sin riesgo de ser
encontrados por los imperiales, los dos rebeldes salen de su
escondite y vuelven al landspeeder, lo mejor será acabar cuanto
antes con este encargo. A unos cien metros del almacén,
que no era otra cosa que un antiguo bunker republicano, tuvieron que
dejar el landspeeder, era difícil hacerlo
pasar por entre los arboles. Y cuando se desmontan del transporte, un
ruido les llama la atención, otro droide B1 sale de la jungla, pero
este por su propio pie y pegando tiros a todo lo que se movía.
Un disparo hiere al humano y el ewok sale en su defensa, lanza en
mano, pero no logra gran cosa. Desde el suelo, el capitán usa su
entrenamiento para apuntar mejor y eliminarlo con su pistola. Cada
vez era más peligros estar en esa zona.
Fueron al almacén
y abrieron con los códigos de Wan, en su
interior había dos cajas enormes, llenas de piezas y a su lado, dos
B1 desactivados, Chiquitín sin pensárselo
fue a por ellos, antes de que se activarán o que los imperiales
volvieran (más tarde descubrirían que
eran los porteadores de Wan para mover las cajas).
Después de una
exhibición de uso de lanza, les toco a
ellos mover los pesados contenedores hasta el landspeeder, costo pero
pudieron moverlo todo hasta el vehículo y subirse ellos dos también.
El viaje de vuelta fue más rápido, el dúo
de exploradores no pararon a descansar en ningún
momento y pisaron fuerte al acelerador.
Al tarde, llegarón
a ver a Wan y darle sus piezas. Este en agradecimiento les dejo todo
por 2.000 créditos imperiales. Descargarón la mercancia y cargaron
los recambios y ya se diriguian a las afueras para reparar la nave,
cuando una patrulla de la policia local los paro. Parecia que que
todo había termnado para ellos, pero resulto ser un control
rutinario, cuando la policia vio gente nueva por la zona. Con un poco
de diplomacia y de engaño, Furguson logor hacerles entender que eran
simples chatarreros que buscavan piezas y que venian del Bazar de Wan
el Loco con ellas, y fue suficiente, se apartaron y los dos rebeldes
nerviosos se fueron a la selva, al día siguiente tocaria ensuciarse
las manos para reparar la nave. Lo más importante de todo, ya sabian
quien interferia con las remesas de piezas para la Alianza Rebelde,
la governadora y su plan de tener un ejercito de droides imperiales,
aunque no habían logrado saber quien era el contacto local. Tocaria
conformarse con ese resultado y escapar para volver otro día.
Comentarios
Publicar un comentario